CONCLUSIONES
A lo largo de la investigación, la hipótesis se demostró, ya que la encuesta permitió corroborar que el ritmo acelerado de vida limita cada vez más el tiempo dedicado a la alimentación. Asimismo, las empresas de alimentos han aprovechado el auge publicitario para difundir el consumo de comida chatarra.
También se observó que un alto porcentaje de los encuestados piensa que la comida típica mexicana consiste únicamente en las “garnachas”. No lo desmentimos, pero existe tal riqueza en la gastronomía mexicana como para reducirla a sopes, quesadillas y gorditas.
Si bien a lo largo de la investigación se ejemplificó constantemente con la llegada de empresas transnacionales alimenticias (la fast food) a México como iconos de la globalización, gracias a las encuestas se verificó que cuando los jóvenes buscan algo rápido y económico para comer, debido al poco tiempo que poseen, prefieren fondas o puestos callejeros. Demostrando entonces que la mayor repercusión en los jóvenes por efecto de la globalización, no es el consumo en -por mencionar los más famosos en el País- de Mc Donald´s o Burger King, sino la precariedad de tiempo para alimentarse sanamente.
A pesar de que el consumo de fast food no supera al de fondas o puestos callejeros, los hábitos alimenticios de los jóvenes no son saludables ya que, en cambio, consumen “garnachas” y otros alimentos no nutritivos que, por si fuera poco, no comen a sus horas, es decir, cuando el organismo lo requiere.
Cabe destacar que, contrario a lo que se especuló en un principio, los jóvenes sí consumen comida rápida mexicana: las “garnachas” (es barata, grasosa y fácil de encontrar en cualquier sitio), aunque –comparada con la comida de Mc Donald´s o Burgués King- contiene más nutrientes.
La comida mexicana no sólo es sabrosa y –si se prepara correctamente- nutritiva: junto con la china y la francesa representan las tres mejores del mundo (Del Paso, Fernando; México, 2002: p. 1043). En el México antiguo, las mujeres preparaban tamales para festejar sólo las grandes celebraciones. También hacían tortillas pero éstas se comían a diario; los tamales, en cambio, se consumían sólo en las ocasiones más relevantes del calendario religioso (Pilcher, M.; México, 2001, p. 13)
El nombre de nuestra investigación representa la lucha de este alimento milenario (los tamales y, en general, toda la comida tradicional) contra la invasión de la hamburguesa y el refresco de cola de las empresas transnacionales. A pesar de éstos, hemos comprobado que –al menos entre los jóvenes estudiados- sigue enraizado el gusto por la comida nacional. Por eso, en esta guerra que se seguirá dando mientras la globalización se extienda, la primera batalla la han ganado los orgullosamente nacionales tamales.
A lo largo de la investigación, la hipótesis se demostró, ya que la encuesta permitió corroborar que el ritmo acelerado de vida limita cada vez más el tiempo dedicado a la alimentación. Asimismo, las empresas de alimentos han aprovechado el auge publicitario para difundir el consumo de comida chatarra.
También se observó que un alto porcentaje de los encuestados piensa que la comida típica mexicana consiste únicamente en las “garnachas”. No lo desmentimos, pero existe tal riqueza en la gastronomía mexicana como para reducirla a sopes, quesadillas y gorditas.
Si bien a lo largo de la investigación se ejemplificó constantemente con la llegada de empresas transnacionales alimenticias (la fast food) a México como iconos de la globalización, gracias a las encuestas se verificó que cuando los jóvenes buscan algo rápido y económico para comer, debido al poco tiempo que poseen, prefieren fondas o puestos callejeros. Demostrando entonces que la mayor repercusión en los jóvenes por efecto de la globalización, no es el consumo en -por mencionar los más famosos en el País- de Mc Donald´s o Burger King, sino la precariedad de tiempo para alimentarse sanamente.
A pesar de que el consumo de fast food no supera al de fondas o puestos callejeros, los hábitos alimenticios de los jóvenes no son saludables ya que, en cambio, consumen “garnachas” y otros alimentos no nutritivos que, por si fuera poco, no comen a sus horas, es decir, cuando el organismo lo requiere.
Cabe destacar que, contrario a lo que se especuló en un principio, los jóvenes sí consumen comida rápida mexicana: las “garnachas” (es barata, grasosa y fácil de encontrar en cualquier sitio), aunque –comparada con la comida de Mc Donald´s o Burgués King- contiene más nutrientes.
La comida mexicana no sólo es sabrosa y –si se prepara correctamente- nutritiva: junto con la china y la francesa representan las tres mejores del mundo (Del Paso, Fernando; México, 2002: p. 1043). En el México antiguo, las mujeres preparaban tamales para festejar sólo las grandes celebraciones. También hacían tortillas pero éstas se comían a diario; los tamales, en cambio, se consumían sólo en las ocasiones más relevantes del calendario religioso (Pilcher, M.; México, 2001, p. 13)
El nombre de nuestra investigación representa la lucha de este alimento milenario (los tamales y, en general, toda la comida tradicional) contra la invasión de la hamburguesa y el refresco de cola de las empresas transnacionales. A pesar de éstos, hemos comprobado que –al menos entre los jóvenes estudiados- sigue enraizado el gusto por la comida nacional. Por eso, en esta guerra que se seguirá dando mientras la globalización se extienda, la primera batalla la han ganado los orgullosamente nacionales tamales.
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