Juventud:
La juventud es una transición evolutiva de la adolescencia a la edad adulta. Según el cuadro de periodos evolutivos de Santrock, la adolescencia comienza entre los 10 y 13 años de edad y termina entre los 18 y 22 (Santrock, 2003, p. 15). Este mismo autor sostiene que ninguna etapa del crecimiento humano es homogénea, ni que se pasa de una otra abruptamente. Por eso, propone la existencia de transiciones evolutivas.
Fue el sociólogo Kenneth Kennison quien sostiene que entre la adolescencia y la etapa adulta existe una transición que dura de dos a ocho años: la juventud. El sociólogo habla de que en esta etapa se presenta inestabilidad económica; el interés por una carrera y un plan de vida se hacen más evidentes que en la adolescencia. Asimismo dice que: “Recientemente la transición entre la adolescencia y la etapa adulta se han denominado adultez emergente. El intervalo de edad aproximado de esta etapa está comprendido entre los 18 y 25 años. La adultez emergente se caracteriza por la experimentación y exploración. En este punto del desarrollo muchas personas todavía están decidiendo qué trayectoria profesional quieren seguir, cómo quieren construir su identidad y qué estilo de vida quieren adoptar…” (Santrock, p. 17).
La población juvenil en México es de 33.6 millones, esto representa el 35% de la población total. (Encuesta Nacional de Juventud 2000)
Por primera vez en nuestro país se cuenta con este importante acervo informativo, que nos permitirá conocer más acerca de este significativo grupo que representa el 35% de la población y que desempeñará un papel estratégico en el futuro del país.
En su concepción más general, el término juventud alude al ciclo de la vida en el que las personas transitan de la niñez a la condición adulta, y durante el cual ocurren importantes cambios biológicos, psicológicos, sociales y culturales. Sin embargo, las dinámicas y transformaciones que se producen en la juventud varían según las sociedades, las culturas, las etnias, las clases sociales y el género.Tradicionalmente, se identificó a la juventud como una fase de transición entre dos etapas: la niñez y la adultez. De esta manera, se entendió a la juventud como un proceso de transición, en que los niños se van convirtiendo en personas autónomas. En el lenguaje cotidiano, joven era sinónimo de inmaduro, incapaz de asumir grandes responsabilidades adecuadamente; su papel se concebía como moratoria y aprendizaje para el trabajo, la conformación de una familia y la autonomía de la vida adulta (CEPAL/OIJ 2004).Para Naciones Unidas, juventud es aquella población cuya edad está comprendida entre los 15 y los 24 años. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se refiere a la gente joven como aquella que tiene entre 10 y 24 años, y la divide en dos grupos: adolescentes, de 10 a 19 años, y jóvenes, de 15 a 24. A nivel mundial se considera como jóvenes a aquellas personas que tienen entre 15 y 24 años de edad, siguiendo el criterio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Además, no hay que olvidar que cada sociedad le da un significado, atributos y exigencias particulares a lo que es ser joven.La definición de la juventud en función del rango de edad presenta ventajas y desventajas. Ventajas porque ayuda al análisis y manejo estadístico, aunque limita el tratamiento de la juventud como una construcción social. Las ciencias sociales estudian hoy la problemática de la juventud desde esta perspectiva. Así, parten del reconocimiento de que su concepción difiere de un país a otro en función de las condiciones y el imaginario social de cada comunidad. De acuerdo con esta lógica, limitar el concepto a la edad sería algo arbitrario (Bourdieu, 1990).
En tanto a construcción social, la juventud, como concepto, cambia en el tiempo y en el espacio. Como es obvio, hay un elemento biológico que, aunque varía en sus delimitaciones, ha sido y sigue siendo un factor determinante para que cada sociedad defina a qué segmento poblacional ubica en la etapa de la juventud.Se trata de algo más que una categoría de edad o de un proceso intermedio entre la niñez y la madurez: la juventud es, ante todo, una cualidad que atraviesa transversalmente una serie de características de un grupo de población (Camey 2002). Por eso, es más propio hablar de juventudes, en plural, más aún si se toman en cuenta las diversidades étnicas, sociales y culturales, así como las profundas diferencias económicas asociadas a las dinámicas sociales (CEPAL 2003).Asimismo, a partir de los criterios que ofrecen los enfoques biológicos y psicológicos, existe un relativo acuerdo respecto de la edad de inicio de la juventud. Se considera que el desarrollo de las funciones sexuales y reproductivas sería el punto de partida de los cambios físicos, biológicos y psicológicos que permiten diferenciar la niñez del inicio de la adolescencia y la consiguiente juventud.Desde el punto de vista del desarrollo bio-psico-social, el inicio de la juventud se asocia a la pubertad y la adolescencia, con todos los cambios psicológicos y hormonales que dicho proceso conlleva, como la identificación sexual y el desarrollo de las características sexuales primarias y secundarias, la búsqueda de la autonomía e independencia, el cambio de la importancia en los grupos de referencia (pasando de una primacía de la familia a la del grupo de pares), el diseño de proyectos personales de vida, entre otros rasgos definitorios.El límite entre juventud y adultez se ha asociado al inicio de la vida laboral, la conformación de una nueva familia y el rol de padre o madre.Es más difícil, sin embargo, establecer un acuerdo acerca del límite de la edad joven. Esta frontera está determinada por factores sociales que se modifican en el espacio y el tiempo, y que están relacionados con la dinámica de la producción, la conformación de un núcleo familiar, entre otras variables (CEPAL 2003).La heterogeneidad de los roles de las juventudes es bastante evidente cuando se ven las realidades urbanas y rurales. La literatura sobre juventud señala que actualmente, dada la incertidumbre del empleo para este sector poblacional, así como la expectativa de los proyectos de vida y el papel de la educación en dichos proyectos, se tiende a conformar una familia a mayor edad que antes.
4. FORMACION DE LA IDENTIDAD (ESTEREOTIPOS)
Dime lo que comes y te diré lo que eres.
Los jóvenes en México mantienen gran apego e identificación familiar. Los padres ejercen una reconocida autoridad sobre sus hijos y la madre constituye el principal apoyo moral.
Los adolescentes siempre buscan su identidad e independencia, son multifacéticos y manifiestan diferentes gustos, de manera que esta etapa de la vida es una de las más difíciles, pues es el momento oportuno para que los padres intervengan en la educación y nutrición y logren asegurar la salud y bienestar de los jóvenes.
Los jóvenes eligen su tipo de alimentación en relación con un código moral impuesto por la sociedad, tomando en cuenta que desempeñan una apariencia física personal para ser aceptados. Hoy en día las mujeres que van a la moda siguen dietas muy restrictivas y reducidas en calorías con el fin de conseguir una silueta esbelta.
La proliferación de los medios visuales (periódicos, revistas y televisión) en nuestra sociedad, sin duda ha incrementado la importancia de la estética en la selección de los alimentos, en donde las mujeres son las más susceptibles a los cambios.
La identidad es un proceso identificador a través del cual las colectividades crean distinciones, establecen jerarquías y reglas de exclusión e inclusión. Posee tres dimensiones:
La identidad tiene una dimensión locativa, es decir, a través de la identidad el individuo se coloca en el interior de un campo simbólico. El individuo define la situación en la cual se encuentran, y traza fronteras que delimitan el territorio del sí mismo.
La identidad tiene una dimensión selectiva en el sentido de que el individuo, una vez que ha definido las fronteras y los contenidos de la situación está en condiciones de ordenar las propias preferencias y así poder elegir unas elecciones y rechazar otras. Por ello, ésta se entiende como un proyecto.
También la identidad posee una dimensión integrativa, pues a través de ella el individuo dispone de un marco interpretativo que vincula la experiencia pasada, presente y futura.
Identidad juvenil
La identidad juvenil se construye a partir de la variedad de contextos y papeles asumidos por los actores en los distintos niveles de la sociedad, es decir, mundos autónomos e incluso contradictorios entre sí, en los cuales los jóvenes interactúan. Esta identidad de jóvenes modernos los convierte en actores sociales dentro de una comunidad, estatus y posición social, con base en los cuales construyen su propia identidad con intereses y acciones que responden a la pertenencia dentro de cierto grupo, creando un proyecto de vida fundamentado en su identidad juvenil y social. Por ello es que se conforman las llamas tribus urbanas en este contexto, donde el territorio, la imagen, el estilo y los hábitos adquieren una gran importancia simbólica para diferenciarse, pero a la vez identificarse en un cierto grupo.
Estereotipo
Un estereotipo es la síntesis de características anímicas, intelectuales y de imágenes aceptadas o impuestas a determinado grupo social o regional. Se manifiesta en una gran cantidad de representaciones, conceptos y actitudes.
Estilo de vida
Los estilos de vida son pautas de acción que diferencian a las personas. Constituyen un proceso de autoconstrucción de la identidad socia, por medio de los cuales los actores conforman marcas de distinción con respecto a otros actores sociales.
Un estilo de vida es un modo de vivir distintivo, compartido por una colectividad de personas que tiende a expresarse como consumo de bienes y servicios relacionados con la cultura del consumidor. Por ello, representa un modo pautado de apropiarse bienes culturales con el fin de manifestar un estatus.
La juventud es una transición evolutiva de la adolescencia a la edad adulta. Según el cuadro de periodos evolutivos de Santrock, la adolescencia comienza entre los 10 y 13 años de edad y termina entre los 18 y 22 (Santrock, 2003, p. 15). Este mismo autor sostiene que ninguna etapa del crecimiento humano es homogénea, ni que se pasa de una otra abruptamente. Por eso, propone la existencia de transiciones evolutivas.
Fue el sociólogo Kenneth Kennison quien sostiene que entre la adolescencia y la etapa adulta existe una transición que dura de dos a ocho años: la juventud. El sociólogo habla de que en esta etapa se presenta inestabilidad económica; el interés por una carrera y un plan de vida se hacen más evidentes que en la adolescencia. Asimismo dice que: “Recientemente la transición entre la adolescencia y la etapa adulta se han denominado adultez emergente. El intervalo de edad aproximado de esta etapa está comprendido entre los 18 y 25 años. La adultez emergente se caracteriza por la experimentación y exploración. En este punto del desarrollo muchas personas todavía están decidiendo qué trayectoria profesional quieren seguir, cómo quieren construir su identidad y qué estilo de vida quieren adoptar…” (Santrock, p. 17).
La población juvenil en México es de 33.6 millones, esto representa el 35% de la población total. (Encuesta Nacional de Juventud 2000)
Por primera vez en nuestro país se cuenta con este importante acervo informativo, que nos permitirá conocer más acerca de este significativo grupo que representa el 35% de la población y que desempeñará un papel estratégico en el futuro del país.
En su concepción más general, el término juventud alude al ciclo de la vida en el que las personas transitan de la niñez a la condición adulta, y durante el cual ocurren importantes cambios biológicos, psicológicos, sociales y culturales. Sin embargo, las dinámicas y transformaciones que se producen en la juventud varían según las sociedades, las culturas, las etnias, las clases sociales y el género.Tradicionalmente, se identificó a la juventud como una fase de transición entre dos etapas: la niñez y la adultez. De esta manera, se entendió a la juventud como un proceso de transición, en que los niños se van convirtiendo en personas autónomas. En el lenguaje cotidiano, joven era sinónimo de inmaduro, incapaz de asumir grandes responsabilidades adecuadamente; su papel se concebía como moratoria y aprendizaje para el trabajo, la conformación de una familia y la autonomía de la vida adulta (CEPAL/OIJ 2004).Para Naciones Unidas, juventud es aquella población cuya edad está comprendida entre los 15 y los 24 años. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se refiere a la gente joven como aquella que tiene entre 10 y 24 años, y la divide en dos grupos: adolescentes, de 10 a 19 años, y jóvenes, de 15 a 24. A nivel mundial se considera como jóvenes a aquellas personas que tienen entre 15 y 24 años de edad, siguiendo el criterio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Además, no hay que olvidar que cada sociedad le da un significado, atributos y exigencias particulares a lo que es ser joven.La definición de la juventud en función del rango de edad presenta ventajas y desventajas. Ventajas porque ayuda al análisis y manejo estadístico, aunque limita el tratamiento de la juventud como una construcción social. Las ciencias sociales estudian hoy la problemática de la juventud desde esta perspectiva. Así, parten del reconocimiento de que su concepción difiere de un país a otro en función de las condiciones y el imaginario social de cada comunidad. De acuerdo con esta lógica, limitar el concepto a la edad sería algo arbitrario (Bourdieu, 1990).
En tanto a construcción social, la juventud, como concepto, cambia en el tiempo y en el espacio. Como es obvio, hay un elemento biológico que, aunque varía en sus delimitaciones, ha sido y sigue siendo un factor determinante para que cada sociedad defina a qué segmento poblacional ubica en la etapa de la juventud.Se trata de algo más que una categoría de edad o de un proceso intermedio entre la niñez y la madurez: la juventud es, ante todo, una cualidad que atraviesa transversalmente una serie de características de un grupo de población (Camey 2002). Por eso, es más propio hablar de juventudes, en plural, más aún si se toman en cuenta las diversidades étnicas, sociales y culturales, así como las profundas diferencias económicas asociadas a las dinámicas sociales (CEPAL 2003).Asimismo, a partir de los criterios que ofrecen los enfoques biológicos y psicológicos, existe un relativo acuerdo respecto de la edad de inicio de la juventud. Se considera que el desarrollo de las funciones sexuales y reproductivas sería el punto de partida de los cambios físicos, biológicos y psicológicos que permiten diferenciar la niñez del inicio de la adolescencia y la consiguiente juventud.Desde el punto de vista del desarrollo bio-psico-social, el inicio de la juventud se asocia a la pubertad y la adolescencia, con todos los cambios psicológicos y hormonales que dicho proceso conlleva, como la identificación sexual y el desarrollo de las características sexuales primarias y secundarias, la búsqueda de la autonomía e independencia, el cambio de la importancia en los grupos de referencia (pasando de una primacía de la familia a la del grupo de pares), el diseño de proyectos personales de vida, entre otros rasgos definitorios.El límite entre juventud y adultez se ha asociado al inicio de la vida laboral, la conformación de una nueva familia y el rol de padre o madre.Es más difícil, sin embargo, establecer un acuerdo acerca del límite de la edad joven. Esta frontera está determinada por factores sociales que se modifican en el espacio y el tiempo, y que están relacionados con la dinámica de la producción, la conformación de un núcleo familiar, entre otras variables (CEPAL 2003).La heterogeneidad de los roles de las juventudes es bastante evidente cuando se ven las realidades urbanas y rurales. La literatura sobre juventud señala que actualmente, dada la incertidumbre del empleo para este sector poblacional, así como la expectativa de los proyectos de vida y el papel de la educación en dichos proyectos, se tiende a conformar una familia a mayor edad que antes.
4. FORMACION DE LA IDENTIDAD (ESTEREOTIPOS)
Dime lo que comes y te diré lo que eres.
Los jóvenes en México mantienen gran apego e identificación familiar. Los padres ejercen una reconocida autoridad sobre sus hijos y la madre constituye el principal apoyo moral.
Los adolescentes siempre buscan su identidad e independencia, son multifacéticos y manifiestan diferentes gustos, de manera que esta etapa de la vida es una de las más difíciles, pues es el momento oportuno para que los padres intervengan en la educación y nutrición y logren asegurar la salud y bienestar de los jóvenes.
Los jóvenes eligen su tipo de alimentación en relación con un código moral impuesto por la sociedad, tomando en cuenta que desempeñan una apariencia física personal para ser aceptados. Hoy en día las mujeres que van a la moda siguen dietas muy restrictivas y reducidas en calorías con el fin de conseguir una silueta esbelta.
La proliferación de los medios visuales (periódicos, revistas y televisión) en nuestra sociedad, sin duda ha incrementado la importancia de la estética en la selección de los alimentos, en donde las mujeres son las más susceptibles a los cambios.
La identidad es un proceso identificador a través del cual las colectividades crean distinciones, establecen jerarquías y reglas de exclusión e inclusión. Posee tres dimensiones:
La identidad tiene una dimensión locativa, es decir, a través de la identidad el individuo se coloca en el interior de un campo simbólico. El individuo define la situación en la cual se encuentran, y traza fronteras que delimitan el territorio del sí mismo.
La identidad tiene una dimensión selectiva en el sentido de que el individuo, una vez que ha definido las fronteras y los contenidos de la situación está en condiciones de ordenar las propias preferencias y así poder elegir unas elecciones y rechazar otras. Por ello, ésta se entiende como un proyecto.
También la identidad posee una dimensión integrativa, pues a través de ella el individuo dispone de un marco interpretativo que vincula la experiencia pasada, presente y futura.
Identidad juvenil
La identidad juvenil se construye a partir de la variedad de contextos y papeles asumidos por los actores en los distintos niveles de la sociedad, es decir, mundos autónomos e incluso contradictorios entre sí, en los cuales los jóvenes interactúan. Esta identidad de jóvenes modernos los convierte en actores sociales dentro de una comunidad, estatus y posición social, con base en los cuales construyen su propia identidad con intereses y acciones que responden a la pertenencia dentro de cierto grupo, creando un proyecto de vida fundamentado en su identidad juvenil y social. Por ello es que se conforman las llamas tribus urbanas en este contexto, donde el territorio, la imagen, el estilo y los hábitos adquieren una gran importancia simbólica para diferenciarse, pero a la vez identificarse en un cierto grupo.
Estereotipo
Un estereotipo es la síntesis de características anímicas, intelectuales y de imágenes aceptadas o impuestas a determinado grupo social o regional. Se manifiesta en una gran cantidad de representaciones, conceptos y actitudes.
Estilo de vida
Los estilos de vida son pautas de acción que diferencian a las personas. Constituyen un proceso de autoconstrucción de la identidad socia, por medio de los cuales los actores conforman marcas de distinción con respecto a otros actores sociales.
Un estilo de vida es un modo de vivir distintivo, compartido por una colectividad de personas que tiende a expresarse como consumo de bienes y servicios relacionados con la cultura del consumidor. Por ello, representa un modo pautado de apropiarse bienes culturales con el fin de manifestar un estatus.
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